El sitio arqueológico de Caral se encuentra en el departamento de Lima, provincia de Barranca, distrito de Supe, en el valle medio del río Supe, en la costa norcentral del Perú, a 350 m sobre el nivel mar. Está ubicado en una terraza aluvial, en la margen izquierda del río. El clima es templado, el río lleva agua sólo en los meses de verano, aunque en la zona hay afloramientos de agua por la poca profundidad de la napa freática.
Caral es considerada por la UNESCO como Patrimonio Cultural de la Humanidad. Se encuentra situada en el Valle de Supe, 200 kilómetros al norte de Lima (Perú), tiene aproximadamente 5.000 años de antigüedad y fue la capital de la Civilización Caral.1
Caral-Supe o Norte Chico fue contemporánea de otras civilizaciones como las de China, Egipto, India y Mesopotamia; este sitio tuvo una organización teocrática, estuvo rodeada por otras civilizaciones enmarcadas aún en lo que se denomina "sociedad aldeana"
Descubrimiento arqueológico
Restos de Caral.
En 1905, Max Uhle investigó Áspero, un asentamiento precerámico situado en el litoral del valle de Supe, a 23 km de Caral. Julio C. Tello exploró el mismo lugar en 1937. No hay evidencias que ellos se adentraran en el valle de Supe y, por lo tanto, que llegaran a conocer Caral.
El primero que llamó la atención sobre Caral fue el viajero estadounidense, Paul Kosok. Él visitó el lugar juntamente con el arqueólogo estadounidense Richard Schaedel, en 1949. En su informe, publicado en el libro "Life, Land and Water in Ancient Peru", en 1965, mencionó que Chupacigarro (como se le conocía a Caral entonces) debía ser muy antiguo, pero no pudo precisar su antigüedad.
En 1975, el arquitecto peruano Carlos Williams hizo un detallado registro de la mayoría de los sitios arqueológicos en el valle de Supe, entre los cuales registró a Chupacigarro Grande (denominación con la que entonces se conocía al actual sitio arqueológico de Caral), a partir del cual hizo algunas observaciones sobre el desarrollo de la arquitectura en los Andes. Lo presentó primeramente: en el artículo "Arquitectura y Urbanismo en el Antiguo Perú", publicado en 1983 en el tomo VIII de la serie "Historia del Perú" de la editorial Juan Mejía Baca. Y, después, en el artículo "A Scheme for the Early Monumental Architecture of the Central Coast of Peru", escrito en 1985 en el libro "Early Ceremonial Architecture in the Andes".
En 1979, el arqueólogo francés Frederic Engel visitó el lugar, excavó y levantó un plano del mismo. En su libro "De las Begonias al Maíz", publicado en 1987, afirmó que Chupacigarro Grande (Caral) pudo haber sido construido antes de la aparición de la cerámica en los Andes (1800 a.C.). Sin embargo, los arqueólogos andinos asumieron que el asentamiento era "acerámico", es decir, que había sido construido por una población que no utilizaba la cerámica, aunque ya se conocía en otros lugares de los Andes.
En 1994, Ruth Shady recorrió nuevamente el valle de Supe y reidentificó 18 sitios con las mismas características arquitectónicas, entre los cuales se encontraban los cuatro conocidos como Chupacigarro Grande, Chupacigarro Chico, Chupacigarro Centro y Chupacigarro Oeste. Para diferenciarlos Shady los denominó, Caral, Chupacigarro, Miraya y Lurihuasi. Caral, Miraya y Lurihuasi son los nombres quechua de los poblados más cercanos a los sitios. Chupacigarro es el nombre español de un ave del lugar.
El equipo dirigido por Shady excavó en Caral, a partir de 1996. Ella presentó sus datos, por primera vez, en 1997, en el libro "La Ciudad Sagrada de Caral-Supe en los albores de la civilización en el Perú". En ese tratado sustentó abiertamente la antigüedad precerámica de Caral, afirmación que consolidó de manera irrefutable en los años siguientes, a través de excavaciones intensivas en el lugar.
El Proyecto Especial Arqueológico Caral-Supe está a cargo de los trabajos de investigación y restauración en Caral, así como de los asentamientos coetáneos de Áspero, Miraya y Lurihuasi. La arqueóloga Ruth Shady, viaja al valle para continuar el trabajo de las excavaciones en esta parte del país.
AGRICULTURA DE LA CULTURA CARAL.
La Agricultura y la Pesca, Tecnología y Productos Agrícolas y del Litoral.
Hace 5000 años los habitantes del valle de Supe lograron un aprovechamiento intensivo de las especies marinas (pescados y moluscos), mediante el desarrollo de una avanzada tecnología de pesca con redes de algodón, cordeles, anzuelos y embarcaciones.
Esta innovación tecnológica fue posible debido a la alta productividad de los agricultores de algodón del interior del valle. Asimismo, la capacidad económica de los pescadores, como los de Áspero, contribuyó al sostenimiento de la población agricultora del valle.
ARQUITECTURA DE LA CULTURA CARAL
Planificación, Diseño y Construcción de Obras Públicas.
En los diversos asentamientos, los especialistas que gobernaron Caral materializaron, a través de la arquitectura monumental, el poder que ejercieron. Ellos contaron con las condiciones para dedicarse a la producción de conocimientos y a su aplicación tecnológica.
Dichos especialistas manejaron la mano de obra de grandes cantidades de personas, para la construcción y remodelación de los edificios piramidales y sus recintos.
Por ello, en la arquitectura de la Civilización Caral, representada por los edificios piramidales, puede observarse una línea de pensamiento y coherencia interna. La definición de las formas arquitectónicas, como por ejemplo los edificios escalonados, reflejan un alto grado de conocimiento; mientras la monumentalidad indica la complejidad organizativa alcanzada por esta sociedad.
En el diseño y construcción de las ciudades se plasmaron los cánones sociales y culturales, en concordancia con la concepción del mundo. En los edificios se expresa la conjunción de los conocimientos de ciencia, tecnología y arte aplicados en esa época.
La permanente construcción y remodelación de los edificios en la Ciudad Sagrada de Caral, en medio de ceremonias y ritos, en asociación con actividades sociales y económicas, revelan la importancia que le dieron a la articulación de la sociedad con los dioses y los ancestros: estos fueron convertidos en símbolos de identidad cultural y de cohesión social.
No hay comentarios:
Publicar un comentario